No, en serio. Jamás comenzaría una de mis historias con esa frase.
“Ella y yo estudiamos juntas desde 8vo. Ella y yo hacemos las tareas juntas. Ella me ayuda en química y yo la ayudo en inglés. Ella tiene las mejores calificaciones. Ella y yo dormimos en clase. Ella se lanza sobre mí y me golpea. Ella dice que nadie la hace reír como yo. Ella dice que mi comida es la mejor. Ella me abraza. Ella me toma de la mano. Ella me invita a quedar en su casa. Ella y yo dormimos juntas. Ella dice que me quiere como yo, a ella. Ella dice que hoy me contará un secreto.
Ella: Te quiero contar algo. Creo estar enamorada.
Yo: Yo también.
Ella: ¿En serio? ¿De quién?
Yo: De ti. ¿Y tú?
Ella: De un chico.
Yo: …………………………………..”
¡Ah, sí! Había olvidado un pequeño detalle. Ella es heterosexual. Ciertamente confundí la amistad con algo más ya que al terminar la secundaria ella se fue a estudiar fuera del país. Nos vemos en vacaciones, ella me habla de su chico y yo le hablo de la mía… Algunas veces recordamos esta incomoda situación, a ella le da risa y a mi me apena.